sábado, marzo 14, 2009

Una preocupación

Como ustedes bien saben, soy un ser bastante uraño engendrado en el séptimo círculo del infierno de la antisocialidad, y, pese a que ya soy un lobo solitario a niveles alarmantes, creo que me vuelvo más y más antisocial. 
Podría remontarme a la prehistoria cercana y decir que todo empezó hace algunos años, y sí, pero en tiempos más recientes también me he vuelto más excéntrico en esto de lo social; para decirlo de otro modo, cada vez mi relación con los demás se vuelve compleja, extraña, incómoda, rara; y siento que algún día me va a ocasionar muchos problemas esta forma de ser.

Les platico algunos casos de la vida real para ejemplificar:
-Hace unos días me habló una amiga. Primero me mandó un mail para invitarme al teatro, para que nos vieramos, pues hace mucho que no nos econtrábamos. Le dije que no podía, que no tenía tiempo que por la escuela y por el trabajo, y que además no me interesaba mucho ir al teatro. Me respondió que ya sabe que a nadie le da tiempo por el trabajo pero que de todas maneras quería verme, que le urgía. Me tardé en contestarle el mail y me habló por teléfono; me volvió a invitar para vernos, que algo de mis dibujos y que me quería presentar a alguien, y, aunque historicamente siempre he cedido a sus presiones y accedo a salir con ella, esta vez le dije que no, que no tenía tiempo.Y pues quedó de llamarme en semana santa, que tenía vacaciones.
La verdad es que no motivos para no verla, pero tampoco para verla. Sé que me invita en gran medida porque quiere contarme algo de su vida, y pues que la aconseje o algo. Yo no ando de humor para eso. Pero a pesar de todo me sentí un poco mal.

-El segundo caso de antisocialidad extrema fue hace unas 2 semanas. Salía de mi casa, camino a la escuela, y cuando apenas iba saliendo de la calle donde vivo me alcanzó un vecino de toda la vida que es taxista. Me pregunto que pa' dónde iba, -Al metro- le dije. -Yo te llevo, pa' allá voy.- me dijo. -No, gracias, me voy por acá en camión.- Y el vecino siguió su camino. Me sentí muy muy ojete por haberle dicho que no.

-El tercer caso ocurrió hoy y es muy parecido al anterior. Salí de la escuela y empecé a caminar a la avenida dónde tomo el camión que me lleva al metro. Esperaba a que cambiara el semáforo para poder cruzar la calle y de repente escuché que alguien me hablaba desde un carro que también esperaba el cambio de semáforo. Era una compañera de la escuela junto con otros compañeros quienes venían en el auto. Ella me preguntó que si yo iba al metro, dije que sí, entonces ofreció llevarme porque además iba a dejar a una compañera justo a ese metro. Nuevamente dije que no, así que prosiguió su camino sin mí. Y, al igual que con mi vecino, sentí que esta chica se ofendió un poco; además me volví a sentir muy ojete, muy mala onda y muy antisocial.

Hay una gran parte de antisocialidad en mis actitudes, pero otro gran pedazo lo ocupa alguna extraña característica mí que no sé qué es.
Les decía que esto me preocupa porque en muchas ocasiones necesito algo de alguien, cualquier cosa, y ya me cuesta trabajo ir a pedirle ayuda; por ejemplo, hoy necesitaba un pluma para hacer un examen y no quise pedirle a nadie.

Tiendo a creer que me además de ser poco afecto a lo social, también tengo muchos problemas para confiar en lo demás. Que además soy muy orgulloso como para pedir ayuda y que cada vez soy más egoista.

Me preocupa.



P.D. Luego retomo lo que yo considero como causa de esta desconfianza, y redonde y finiquito este post.


jueves, marzo 05, 2009

Inocente palomita

Un supuesto día de trabajo mi compañero me dijo, entre tanta burrada que dice, que yo era muy inocente. Algún otro día también me lo dijo por no sé qué motivo, pero algún motivo diferente al anterior. Y otro día más me lo volvió a decir porque dibujé un trigre, y el tigre tenía cara inocente, entonces me dijo que yo era iguanas ranas (osease igual) que el tigre.
Y un día eso me molesto. No que me lo dijera, sino serlo. Ser inocente.

Algunos días más tarde estaba mi jefe platicando con unos clientes que supongo también son amistades, y esa plática, que yo no tenía intención de escuchar, de repente llegó al punto donde hablaban de mí. Tal vez hablaban de lo malos empleados o algo así, sin embargo solo pude escuchar lo que mi jefe dijo de mí:

-Ay, no. A él nomas' le falta su aureolita.

Y solo sonreí pero tampoco me agradó mucho.
Igual, lo malo no era que me lo dijeran, sino que yo no quería ser así.

Ya pensandolo bien, no sé por qué soy así. Creo que siempre lo he sido, pero pues es normal que de niño sea uno inocente, pero ya crecidito como que no es muy común.
Una de las razones por las que me molestó esto fue porque siento que parezco idiota, así como extraño, medio retrasado mental. Solo en la escuela me salvo de parecer menso, y eso porque tengo calificaciones que dan prueba de que no soy un baboso.

Pero ¿Cómo dejo de ser inocente?
Creo que tendría que volver a nacer.

Estimado lector ¿Cree usted que soy inocente? (Si dicen que sí, les pego).

:P